Fundación Alem

La Convención Nacional aprobó nuestras propuestas de política pública

Este programa, que acá resumimos, refleja los valores que forman parte de nuestra identidad histórica: defensa de la libertad, construcción de la democracia, imperio de la ley y la justicia, respeto por el sistema republicano, búsqueda de la igualdad de oportunidades, fraternidad entre las personas, los países y los pueblos, defensa irrenunciable y activa de los derechos humanos para todos, en cualquier tiempo y lugar, honestidad y transparencia. Y tiene como objetivo enfrentar con convicción y voluntad inclusiva, los problemas concretos y tangibles de nuestra sociedad. 

 

Lineamientos generales

Argentina tiene luz al final del túnel. Y el final del túnel está cerca. En el corto plazo, el país recuperará lo perdido por décadas de malas prácticas, a partir de la estabilidad macroeconómica y la disminución de la inflación, el impulso productivo y el desarrollo de las economías regionales, la dinamización del trabajo y la integración comercial inteligente. 

En el largo plazo, sostendrá el crecimiento a partir de la educación, la innovación, la aplicación de la ciencia y la tecnología a la mejora de la productividad, en el marco de una economía competitiva, conectada física y digitalmente hacia adentro y con el resto del mundo, que privilegia la inversión y la creación de riqueza. Con seguridad para nuestras vidas y nuestros bienes, con acceso a un sistema de salud pública eficaz, al trabajo decente y a la asistencia para quienes la necesitan. 

Vamos a cuidar el ingreso y el trabajo de los argentinos. También el medio ambiente para las generaciones futuras, aprovechando las oportunidades que le brinda a la Argentina el desarrollo sustentable y la transición energética. 

Lo haremos imponiendo el respeto a la ley. Promoviendo una democracia sólida. Y con transparencia, honestidad y decencia en la función pública. 

La política es también un ejercicio de control de riesgos: los fracasos suelen ser muy costosos socialmente. Por eso, no avanzaremos en ninguna iniciativa que implique un salto al vacío ni una vuelta al pasado. La estabilidad se consigue con políticas claras, sin atajos exóticos como la dolarización, la eliminación del Banco Central o esquemas similares que le aten las manos al país: la reputación no se reconstruye eliminando márgenes de decisión, sino tomando las decisiones correctas de manera consistente y en libertad.

Tampoco contemplaremos perspectivas que nieguen el cambio climático o acepten como posibilidad situaciones laxas con la tenencia de armas.  

No perderemos de vista el carácter federal de nuestro sistema republicano, honrando las autonomías provinciales y potenciando nuestra diversidad cultural y productiva. 

Impulsaremos un Estado eficiente, eficaz y presente cuando y donde más se lo necesita, que impulse y facilite el desarrollo humano a partir de oportunidades de progreso y la mejora del nivel de vida de los argentinos.

La Argentina enfrenta en 2023 desafíos cuya importancia y complejidad son innegables. Con mayor o menor claridad, el conjunto de la ciudadanía advierte que las cosas están mal y van peor. La inflación sin control y el estancamiento económico son síntomas de desajustes profundos. El gobierno del Frente de Todos le imprimió una velocidad impensada a la decadencia. Agravó todos los problemas que tenía cuando comenzó su gestión. 

Pero las oportunidades están: las capacidades trabajadoras, empresariales y creativas de las argentinas y los argentinos, el sistema educativo extendido, una excepcional riqueza artística y cultural, los entramados productivos resilientes, las posibilidades para expandir nuestras exportaciones e insertarnos de manera virtuosa en las cadenas globales y regionales de valor, la riqueza de nuestros recursos naturales, las trayectorias de innovación de sectores dinámicos, los ahorros externos a la espera de las políticas acertadas y de las reformas tantas veces postergadas. 

Es cierto que hoy hay conciencia ciudadana de la falta de rumbo del país y la profundidad de la crisis pero es menos claro que esto se traduzca en un mandato reformista: nuestra responsabilidad y tarea es recoger estas demandas inorgánicas de cambio y proponer un programa claro que recupere la inspiración y la confianza de los ciudadanos en el país.

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