6 de septiembre de 2022
- El DNU N° 576/2022 es una medida más que, además de ser aislada y no estar contenida en un plan económico, tiene características negativas, ya que su discrecionalidad es compulsiva, tiene aspectos extorsivos y su plazo es cortísimo, lo cual constituye un combo que puede tener graves consecuencias.
Está en las antípodas de la previsibilidad, la certidumbre y las reglas de juego claras que la dinámica del sector requiere (y de los conceptos de la Ley de Fomento Agroindustrial que el propio gobierno impulsa). Termina siendo un parche para los problemas de fondo que pesan sobre el sector y sobre la economía en general.
- Es atemporal respecto al ciclo agrícola, ya que se están definiendo las inversiones de la próxima cosecha gruesa y ello atenta, interfiere, agrava y genera mayor incertidumbre al habitual momento del año en la toma de decisiones de esas inversiones.
- La norma es tan cortoplacista que nadie puede arriesgar a pensar escenarios posibles para el día después respecto a los beneficios posibles. Y lo peor, tampoco sobre en las consecuencias negativas no mensuradas al momento de la sanción de la medida.
- No está claro y hay incertidumbre respecto a que el productor debe vender el 85% de las existencias de soja propia para luego poder acceder a “programas de beneficios” futuros que fueron anunciados y no reglamentados. Como antecedente a esta situación se puede mencionar que el Banco Central (Circular A 7.018) limita el acceso al financiamiento -a tasas preferenciales- para el sector agropecuario a quienes retengan más del 5% de los granos de su cosecha anual. El 85% exigido en el DNU confirmaría la necesidad de liquidar el 85% o más para ser sujeto del “premio futuro”. Medida pseudocoercitiva, aunque voluntaria.
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Asimismo, todo parece indicar que se convalida (naturalizamos) que el Ministro de Economía defina un precio según necesidades de caja o posición de reservas y los plazos por los cuales se interviene en el principal mercado aportante de divisas del país. Hoy lo hace sobre el complejo sojero y próximamente no sabemos a qué sector económico intervendrá. No desconocemos que circunstancialmente beneficia a algunos actores, pero es necesario advertir que también perjudica a muchos otros, por ejemplo, a quienes vendieron su soja durante estos últimos meses
- A través de esta medida el Gobierno genera un tipo más de cambio diferencial para un sector específico, pero no tiene en consideración al resto de las actividades económicas propias del sector agroindustrial ni a los otros sectores de la economía argentina, lo cual atenta contra cualquier sistema de incentivo productivo y es posible que esto genere aún más distorsión en los precios relativos de productos e insumos.
- El gobierno no ha considerado o no ha explicitado el impacto que puede tener esta medida sobre las producciones intensivas de animales (cerdos, aves, feedlots, tambos, entre otras) en cuanto al incremento de los costos de producción. Ni tampoco el impacto que puede tener sobre los alimentos sustitutos que esas producciones pueden utilizar, ni sobre el traslado de precios que conllevaría a los productos alimenticios de la canasta básica alimentaria. De incrementarse el precio de los alimentos, se generaría una mayor tasa de inflación, lo cual empeoraría la situación de pobreza e indigencia.
- Por el lado de los insumos, repuestos y bienes de utilización agroindustrial, no hay claridad en cuanto a medidas que permitan una mayor disponibilidad en el mercado local, dado que las importaciones siguen restringidas. No obstante, se sigue subsidiando la importación de bienes y servicios en general con un dólar oficial ($140). Esto implica transferencia de recursos.
- En cuanto al diferencial del beneficio ($/USD 140 vs el nuevo tipo de cambio de $/USD200) el interrogante es quién paga esa transferencia y a qué sectores van a castigar para generar ese diferencial. Una cuenta simple sería: 60$ (la diferencia) por 1.000 M de USD de liquidación estimados = 60.000M de pesos. Y si fueran 5.000 M de USD se necesitan 300.000M de pesos para cubrir la diferencia. ¿Será más emisión?
- La improvisación y la agresividad manifiesta para adelantar los ingresos fiscales de lo que resta del año en los próximos 20 días a través del ingreso de divisas anticipadas, puede permitir un aire fresco en los próximos días, pero también se puede transformar en una tempestad en muy poco tiempo. La pregunta es: ¿Este es el modelo?
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El gobierno se mantiene administrando el Estado sin mostrar un plan económico, no visualiza un objetivo a futuro y solo trata de poner parches para evitar el impacto social negativo. No se puedan identificar los lineamientos de su gestión ni las prioridades asignadas en el gasto. Tampoco la forma de financiamiento que va a utilizar para llevar adelante las prioridades determinadas.
- Desde el inicio de la gestión (10/12/19) el gobierno nunca ha presentado un plan económico articulado, ni tampoco ha planteado objetivos claros. Solo ha lanzado medidas aisladas que profundizan las contradicciones que existen dentro de la misma alianza gobernante, muestran explícitamente visiones absolutamente contrapuestas y terminan produciendo una virtual parálisis de muchos sectores productivos y efectos gravísimos sobre el resto de la sociedad, sobre todo de los sectores más vulnerables.
El gobierno ha intentado en forma espasmódica dar soluciones con medidas aisladas y erróneas en su concepción e implementación, que obviamente no lograron el resultado buscado o incluso han provocado un efecto inverso al enunciado, tal el caso del fideicomiso para el sector triguero, que fue criticado hasta por los supuestos beneficiarios.