A 102 años de la Reforma Universitaria y desde el restablecimiento de la democracia, nuestras universidades reformistas han consolidado un avance notable en lo académico y en lo científico, con igualdad y libertad. Los tiempos que aguardan son complejos. Si el país no se reinserta en el mundo y no se recrean las condiciones básicas del estado de derecho, como objetivos compartidos por los partidos políticos mayoritarios, la fuerza rectora aislada del esfuerzo del trabajo y del estudio llevado adelante por las universidades no podrá cumplir su cometido reformista.
La Reforma pudo consagrarse en las universidades, en el país e hispanoamérica, gracias a que las manifestaciones de los estudiantes se internalizaron con las ideas y las condiciones de la época. Educación y trabajo fueron las claves constitutivas del progreso y la movilidad social. Particularmente en Argentina, el desarrollo de las ciencias y de un estado democrático aseguraban, con la independencia de poderes, el desarrollo de esas condiciones.
Estos 102 años nos inspiran a seguir trabajando por ese vínculo irreemplazable entre la universidad y el estado de derecho.