Como señalamos hace un mes en Salir pronto y de manera ordenada, es imprescindible y urgente trazar un plan que reconozca que estamos viviendo y que vamos a vivir en una situación de alta incertidumbre y de suma gravedad en el plano económico y social, pero que proporcione una guía, lo más clara posible, para la acción colectiva e individual. El plan puede ser revisado y las estrategias pueden ser modificadas, pero hay que empezar por tener una hoja de ruta que explicite criterios y orientaciones que acoten la incertidumbre.
Insistimos en la necesidad de una mirada integral y en la necesidad de que las decisiones fundamentales sean discutidas en el Congreso. Nuestro punto de partida es la convicción de que el modo de abordar los desafíos abiertos por la pandemia del COVID 19 está agotado y que es necesario adoptar un enfoque que tome en consideración de manera conjunta los aspectos sanitarios, económicos, sociales e institucionales.
Estos son los veinte puntos que desarrollamos en el trabajo: Del paternalismo a la confianza en la responsabilidad individual y social:
1. Una crisis compleja requiere un abordaje integral: sanitario, económico, social e institucional.
2. Hace falta una salida que otorgue previsibilidad y reduzca la incertidumbre.
3. Hay que avanzar en un abordaje que se apoye en la confianza en la responsabilidad individual y social de los ciudadanos: pasar del control político-sanitario de la población a la gestión social del riesgo.
4. La cuarentena estricta tiene límites. El aislamiento obligatorio es un instrumento, no un fin. La demora de una estrategia de salida incrementa el malestar y el deterioro de las personas, las familias y las empresas.
5. Hay que actuar con humildad. Todavía no se sabe lo suficiente sobre la pandemia. Los conocimientos adquiridos por los países en estos cuatro meses (patrones de contagio, tasas de letalidad, efectos inmunitarios, daños psicológicos del encierro, impacto en el sector salud, crisis económica) deben ser tenidos en cuenta.
6. Hace falta otro esquema de asesoramiento experto. El actual es sesgado e insuficiente. Un correcto esquema de asesoramiento debe cumplir con las buenas prácticas internacionales en la materia. Debe ser más amplio y diverso en sus campos de especialidad. Debe tener mayor formalización, hacer público su funcionamiento y sus discusiones de interés ciudadano.
7. Se debe mejorar la información respecto a la instrumentación de soluciones para el manejo de la pandemia. Y esta información debe ser abierta y de fácil acceso. Hace falta información más desagregada en relación al territorio y las características de los testeados. También sobre la situación de los laboratorios en los que se ha descentralizado el testeo.
8. En las regiones sin circulación o con baja circulación del virus se debe normalizar la situación. Con pautas de distanciamiento social voluntario y, por un tiempo, con control de accesos. La mayor parte del territorio nacional ya debería tener situaciones cercanas a la normalización.
9. La salida recreativa más amplia y extendida de las niñas, niños y adolescentes es una necesidad impostergable. Contribuyen a su bienestar y a sostener una situación difícil que podría extenderse en el tiempo.
10. Allí donde se pueda hay que volver a la escuela, a los colegios y a las universidades. Porque es un espacio de educación pero también es un espacio de socialización.
11. Es indispendable atender la cuestión de la agudización de los problemas de salud mental. La prolongación del aislamiento agrava las consecuencias de este problema. A esto se agrega la falta de ingresos y pérdidas económicas. Aumentaron el miedo y la angustia, los prejuicios y la discriminación hacia la población más afectada o más vinculada al virus, el aumento de la ingesta excesiva de alcohol, de los trastornos del sueño y de la violencia doméstica y de género. Todos estos factores tienen mayor impacto en los sectores más vulnerables.
12. Tenemos que cuidar al personal y al sistema de salud y comenzar a normalizar la atención de otros problemas de salud. Se debe intensificar el cuidado del personal médico, tanto en lo relativo a la dotación de elementos de protección como a la valoración de su trabajo, sus retribuciones y condiciones laborales.
13. Hay que apoyarse, apelar y confiar en la responsabilidad ciudadana de mantener el distanciamiento social voluntario con hábitos compatibles con el funcionamiento de las actividades productivas y sociales. Es preciso seguir estrictamente las prácticas de higiene personal, utilizar barbijos adecuados, mantener distancias y evitar las grandes concentraciones.
14. Testear, rastrear, aislar. Esta estrategia resulta básica para bloquear focos y abordar las poblaciones con riesgo de alta contagiosidad.
15. Monitorear la apertura con un esquema valvular intermitente, de acuerdo a indicadores objetivos como tasa de ocupación de camas de cuidados intensivos y la tasa de duplicación de casos y muertes. Con un seguimiento de estos indicadores se podrán relajar o endurecer las intervenciones.
16. La dicotomía “vida o economía” es falsa. La producción, el comercio y el empleo son una prioridad, no un impacto colateral. Una visión integral contribuye a abordar el problema con un plan y sin decisiones parciales, para que la política sanitaria sea compatible con la reactivación económica y la recuperación del empleo.
17. Es indispensable construir previsibilidad económica. Al gobierno todavía le falta un diseño macroeconómico integral y una definición de rumbo estratégico. Hay que concretar avances en la negociación de la deuda. Hay que discutir la ley de presupuesto: es la herramienta básica para proporcionar un marco de referencia para saber cuáles son las prioridades gubernamentales y cómo vamos a enfrentarlas.
18. Se necesitan acuerdos políticos y sociales para abordar los desafíos comunes de nuestra sociedad. Los problemas que enfrentamos no admiten soluciones simples y requieren esfuerzos muy serios para encontrar las mejores soluciones. No se puede abordar la crisis a golpes de DNU, de superpoderes y de asignaciones discrecionales de partidas presupuestarias
19. Hay que terminar con el estado de excepción político y judicial. El Congreso debe funcionar plenamente. Y la justicia tiene que estar activa y alerta. Las muertes ciudadanas a mano de la policía en las provincias de San Luis y Tucumán y los episodios en Santiago del Estero, Formosa y Chaco en los que se verifican acciones violatorias de la vida y los derechos humanos en nombre de la “violación de la cuarentena” son contrarios a un estado democrático de derecho.
20. Se debe recuperar el federalismo, que es otra de las víctimas del abordaje oficial. Las provincias han perdido capacidades de manejo de la emergencia en su territorio. El diálogo informado entre las jurisdicciones debe ser el fundamento de las decisiones, sobre todo en la relación fiscal entre Nación, provincias y municipios. La abrupta caída de la actividad tiene un impacto directo sobre los ingresos fiscales nacionales, provinciales y municipales. Hay que evitar que provincias y municipios queden bajo el arbitrio del Poder Ejecutivo Nacional.