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驴Hacia d贸nde va la democracia argentina?

Ponencia de nuestra Presidenta Lilita Puig en el Ciclo: Desaf铆os Pre y Post Pand茅micos en Argentina e Iberoam茅rica organizado en conjunto por la Consultora EGES, la Red de Polit贸logos (SAAP) y la Organizaci贸n de Estados Iberoamericanos (OEI).

La Argentina conmemor贸 en diciembre del a帽o pasado 37 a帽os de la restauraci贸n de la legalidad constitucional y celebr贸 la continuidad de su r茅gimen democr谩tico.

El Juicio a las Juntas de comandantes que gobernaron desde 1976 hasta 1983, la derrota militar en la guerra de Malvinas y la continuidad de la pol铆tica que impide la participaci贸n militar en cuestiones de seguridad interior sacaron a los militares de aquel rol protag贸nico que hab铆an jugado en el sistema pol铆tico entre 1930 y 1983.

Y as铆 la Argentina ha logrado, hasta ahora, evitar que las aventuras golpistas puedan prosperar.

Por ende, la responsabilidad por la situaci贸n de la democracia, de su escasa calidad, de su crisis o de su deriva autoritaria est谩 hoy en los partidos pol铆ticos y coaliciones de gobierno y de las dem谩s organizaciones civiles.

El sistema de partidos se ha caracterizado por una l贸gica polarizada, salvo durante el interregno del 2003 al 2015. Actualmente, la competencia pol铆tica est谩 dominada por dos polos en los que se ubican el Partido Justicialista y una coalici贸n pol铆tica fundada en 2015 por la Coalici贸n C铆vica, Propuesta Republicana y la Uni贸n C铆vica Radical.

La conquista del gobierno por parte de Cambiemos en 2015 restaur贸 en el sistema de partidos la din谩mica bipartidista.

La culminaci贸n del mandato Presidencial en 2020 constituy贸 un hecho hist贸rico ya que desde 1928 no se registraba que un gobernante no peronista lo terminara. Ello ha permitido creer en la posibilidad de la continuidad de la alternancia democr谩tica.

La polarizaci贸n electoral y polarizaci贸n pol铆tica son rasgos que caracterizan la din谩mica de la competencia pol铆tica en la Argentina desde 1983 mientras que la radicalizaci贸n de la polarizaci贸n pol铆tica, propia de las 茅pocas de los golpes de estado, se ha transformado en una nota de las 煤ltimas d茅cadas que ensombrece el rumbo de la democracia de nuestro pa铆s.

La polarizaci贸n electoral propia de las l贸gicas bipartidistas est谩 incentivada por el sistema electoral del ballotage presidencial y por las restricciones que el modo de elegir a los diputados nacionales impone a los terceros partidos que no han logrado implantarse nacionalmente. M谩s del 90% de los votantes se ubican nacionalmente en los polos

La polarizaci贸n electoral sirve para mostrar m谩s claramente a la polarizaci贸n pol铆tica, que se refuerza con las elecciones bienales de renovaci贸n parlamentaria.

La polarizaci贸n pol铆tica o sea la distancia entre posiciones ha estado, principal pero no 煤nicamente, centrada en l铆deres, siguiendo las tradiciones movimientistas de la Argentina y reforzada en estos tiempos por la simplificaci贸n comunicacional y la personalizaci贸n de la pol铆tica.

Tambi茅n, la disputa frontal se libra respecto de la valoraci贸n de la constituci贸n, de la primac铆a de la ley, de la rendici贸n de cuentas pol铆tica e institucional, de la divisi贸n de poderes, de la libertad de expresi贸n, de las pr谩cticas honestas en la administraci贸n del estado. Es decir, de los rasgos fundamentales de una democracia genuina con fundamentos republicanos.

En las 煤ltimas d茅cadas, siguiendo los procesos de cambio social, al conflicto que encarnaban los representantes y los partidos pol铆ticos se han sumado los ciudadanos que utilizan las redes sociales para manifestar su indignaci贸n por los comportamientos o las omisiones de los gobiernos y de los representantes pol铆ticos. Sus motivos son tan variados que incluyen desde el reclamo contra los femicidios como la defensa de la independencia de la justicia.

Este proceso de profundizaci贸n de la polarizaci贸n pol铆tica alienta a quienes en los partidos pol铆ticos sostienen la necesidad de radicalizar la confrontaci贸n, consideran que se debe derrotar a los enemigos cerr谩ndoles por cualquier medio toda posibilidad de acceso al gobierno, fomentan restricciones a la libertad de expresi贸n apoyados en un discurso autoritario y est谩n dispuestos a la manipulaci贸n electoral. En ese marco se reh煤ye cualquier negociaci贸n pol铆tica, se bloquean las investigaciones judiciales sobre los hechos de corrupci贸n y se descalifica toda cr铆tica de los adversarios pol铆ticos.

La polarizaci贸n pol铆tica que responde a la din谩mica bipartidista en el marco de una alternancia posible es funcional a la construcci贸n de una democracia sin adjetivos.

Cuando la polarizaci贸n pol铆tica es acompa帽ada de la descalificaci贸n absoluta del adversario y acciones que pretenden vetar su acci贸n pol铆tica se camina en el sentido de la autocracia.

La pandemia y la situaci贸n de excepci贸n que se vive desde 2020 permiti贸 visualizar estas regresiones autoritarias en provincias argentinas donde hace a帽os reformas institucionales impuestas por la hegemon铆a local impiden la alternancia pol铆tica, reducen la representaci贸n de las minor铆as, restringen las libertades personales a partir del sometimiento de la justicia y debilitan o sofocan a los medios de comunicaci贸n independientes.

La polarizaci贸n pol铆tica ha tenido sus expresiones institucionales desde 1983 y gradualmente han ido pasando desde una polarizaci贸n pol铆tica en la superficie de la competencia entre partidos a episodios extremados, centrados en el debilitamiento de los controles institucionales sobre el poder ejecutivo.

En el inicio de la democracia la confrontaci贸n pol铆tica se manifest贸 en la falta de acompa帽amiento de la oposici贸n al Presidente en su pol铆tica de derechos humanos y en la negociaci贸n de la deuda externa heredada de la dictadura.

Pero, desde 1989 la polarizaci贸n ha tenido sus ejes en la reducci贸n de las competencias de control del Congreso y del Poder Judicial sobre el Presidente.

Los instrumentos utilizados para limitar al Congreso, fundamentalmente, a la C谩mara de Diputados que expresa al pluralismo pol铆tico, han sido los Decretos de Necesidad y Urgencia, las leyes de emergencia econ贸mica y otras delegaciones legislativas, y los vetos parciales.

Por el lado de la justicia se ha recurrido a la ampliaci贸n del n煤mero de miembros de la Corte Suprema de Justicia, a la distorsi贸n de la interpretaci贸n constitucional en la conformaci贸n del Consejo de la Magistratura y hoy se tienen el agenda una ley que dar铆a al partido del gobierno el control sobre la designaci贸n y remoci贸n de los miembros del Ministerio P煤blico.

La reducci贸n del papel del Congreso reduce el valor de la representaci贸n pol铆tica y fortalece la tendencia contempor谩nea a la crisis de la representaci贸n con el consecuente costo democr谩tico y riesgo para todos los partidos pol铆ticos.

La responsabilidad principal para bajar el riesgo institucional implicado en la radicalizaci贸n de la polarizaci贸n pol铆tica lo tienen quienes gobiernan. Pero, tanto gobierno como oposici贸n deben alejarse de la tentaci贸n de llevar adelante una retroalimentaci贸n suicida de la confrontaci贸n.

El poder no debe tentarse con limitaciones a la libertad de expresi贸n tanto en los medios como en las redes. En tiempos de sociedad fragmentada, de crisis de representaci贸n se necesitan todas las voces. Una sociedad tan diversa como la Argentina no debe ser acallada.

Es necesario retroceder en la l贸gica de la confrontaci贸n que no solo debilita a la democracia sino tambi茅n priva al gobierno del apoyo que la oposici贸n puede brindarle para enfrentar con ideas y propuestas los graves problemas que afronta la argentina.

La Argentina viene fracasando, como otros pa铆ses, en su pol铆tica sanitaria frente a la pandemia.

El confinamiento del 2020 no pudo evitar que el pa铆s se ubique junto a Per煤, Irak, Bahamas y Panam谩 entre los pa铆ses con mayor ca铆da de la actividad econ贸mica y elevados muertos por mill贸n de habitantes. A fines de marzo s贸lo contaba con un nivel de vacunaci贸n del 7%. Su deteriorado sistema educativo ha retrocedido en la medida del mill贸n y medio de chicos que se perdieron de la escuela durante el 2020. Se increment贸 exponencialmente la pobreza y el desempleo. Y nuestra econom铆a internacionalmente endeudada no crece hace d茅cadas.

Se necesita negociaci贸n institucionalizada en el marco de la Constituci贸n, colaboraci贸n entre los poderes, cooperaci贸n pol铆tica y contar con toda la inteligencia disponible para salir del estancamiento y la enorme desigualdad social en la que estamos inmersos.