El no firmar el Pacto de Futuro y la ausencia de los representantes de nuestro país en la votación correspondiente es un acto de irresponsabilidad y un capricho ideológico que tendrá consecuencias negativas para la economía argentina y nuestra mejor inserción en el mundo.
Este pacto, impulsado por un amplio consenso internacional, representa un compromiso con el desarrollo sostenible, la protección ambiental y el fortalecimiento de los derechos humanos. Estas áreas son fundamentales para el bienestar y el progreso de las naciones en el siglo XXI. Establecen acuerdos comunes de responsabilidad para el desarrollo de la economía global.
La decisión de no participar coloca a nuestro país en una posición excéntrica, poco democrática, contraria al avance global. Y envía una señal de desinterés hacia los temas más urgentes de la agenda mundial para que las generaciones futuras puedan vivir en iguales o mejores condiciones que nosotros: por el entorno ambiental, por la vida democrática, por la libertad.
El Pacto de Futuro plantea un conjunto de lineamientos que abarcan temas clave para la diplomacia internacional y la gobernanza global. Entre ellos se incluyen el desarrollo sostenible, el financiamiento del desarrollo, y mecanismos para impulsar la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París sobre cambio climático.
Además, el pacto propone reformas profundas en la gobernanza global, como la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU para mejorar su representatividad, un compromiso renovado con el desarme nuclear, y la creación del Pacto Mundial Digital, el primer marco global para la gobernanza de la inteligencia artificial y la cooperación digital. También introduce la Declaración sobre Generaciones Futuras, y mecanismos para la participación juvenil a nivel global.
Al no adherirse a este acuerdo, Argentina no solo rechaza una oportunidad clave para posicionarse en temas críticos como el desarrollo sostenible, sino que se aleja de los principales debates globales sobre paz, seguridad, cooperación digital y gobernanza del siglo XXI, perdiendo terreno en la agenda diplomática internacional.
Argentina alineó su postura con la de países que votaron en contra de la resolución como Rusia, Venezuela, Irán, y Corea del Norte, que también optaron por no firmar el acuerdo.
Este alineamiento internacional sitúa a nuestro país junto a naciones que no comparten los valores democráticos ni el compromiso con el progreso global basado en el consenso. Esta postura nos aleja de los principales socios comerciales y geopolíticos que lideran la agenda internacional de desarrollo y cooperación.
Las consecuencias del aislamiento en este ámbito se harán evidentes de manera concreta. No solo se dificultará el acceso al financiamiento internacional para el desarrollo de infraestructuras sostenibles -un factor central para los organismos que financian el desarrollo-, sino que también complicará las negociaciones para ingresar a la OCDE, una meta que Argentina venía persiguiendo con firmeza. Asimismo, esta decisión va a dificultar todavía más la firma del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, un pacto que consideramos clave para el comercio y la inversión en la región.
La postura del actual gobierno es contraria a las necesidades de crecimiento y desarrollo de la Argentina.
En un momento crítico en el que es muy necesario buscar y profundizar la cooperación multilateral para enfrentar desafíos ambientales y climáticos, las crisis económicas, la inestabilidad social, y la inestabilidad bélica, el aislamiento de Argentina solo traerá más dificultades geopolíticas y diplomáticas. Nos preocupa profundamente que la política exterior de Argentina se esté orientando hacia la periferia y la excentricidad internacional, alejándose de los principales consensos globales que promueven el desarrollo sostenible y el progreso.
Hacemos un llamado urgente al gobierno argentino para que revise su posición y retome el camino de la integración y el compromiso con las metas compartidas por la mayoría de los estados. Argentina debe contribuir a promover el método propio de la cooperación y el entendimiento, de la búsqueda de acuerdos y consensos para el destino común que tenemos en nuestro planeta, y encarnar y representar los valores de la democracia, la libertad, los derechos humanos, la igualdad de posibilidades de progreso, el cuidado del futuro sostenible y la paz.
Fundación Alem